Retroanálisis: Another World

En el retroanálisis de hoy le daremos un repaso a la genial obra de la compañía francesa Delphine Software, creada hace más de dos décadas y que, a pesar de que su paso fue más discreto que el de otros grandes videojuegos de la época, como el Prince of Persia, o el inmenso Flashback. Creación de la misma compañía, que incluso fue publicitado como secuela del juego que nos ocupa hoy: Another World. Sin mas preámbulo, vamos al turrón.

El primer punto interesante del juego, es que no asumimos el papel de un soldado o un militar o cualquier tipejo con poderes especiales. En el juego asumimos el papel de un científico, Lester Knight Chaykin. Lo conocemos mediante una cinemática que nos muestra al físico realizando un experimento con un acelerador de partículas en un laboratorio durante una tormenta. Un rayo se desprende de la tormenta y alcanza al laboratorio. Una luz nos envuelve y de repente nos vemos teletransportados a otro… ¿planeta?, ¿dimensión?, ¿mundo?

Justo a continuación del inusual evento tomamos el control, pasamos a manejar a un Lester que acaba de aparecer teletransportado en medio de un entorno acuático, no precisamente un balneario, y como no andemos finos presenciaremos nuestra primera muerte: científico ahogado. Si somos hábiles y tenemos el sentido común de alcanzar la superficie nos daremos cuenta de que no nos encontramos en la tierra, o por lo menos la tierra que conocemos.

Avanzamos con nuestro personaje en tercera persona, en un mundo formado por pantallas fijas, sin scroll. La primera criatura viva con la que tenemos contacto es un pequeño gusano negro, lento y torpe, pero que si consigue alcanzarnos revelará un letal aguijón, y presenciaremos la segunda muerte: científico fiambre por aguijón letal.
Os habéis dado cuenta: todo en el mundo de Another World es sumamente letal, subrayando el hecho de que no manejamos a un héroe de acción, con barra de vida y escudo, sino más bien a un humano normal, un científico, cuya capacidad de supervivencia queda subyugada a sus reflejos, intuición y habilidad, más que a su fuerza física, a la hora de enfrentarse a un entorno desconocido y hostil.

Otro de los puntos más interesantes de este juego es la narrativa, la forma en la las cosas nos son contadas. Es un juego altamente cinematográfico, y ese es un enfoque muy moderno de los videojuegos, a pesar de que no debemos perder de vista que fue publicado en 1991. Además, no hay ni una sola linea de texto en todo el juego, exceptuando un par de palabras que aparecen en la intro, como el pase de laboratorio de nuestro protagonista o alguna indicación en los monitores del laboratorio, en el resto del juego no hay texto (ni tampoco audio) que nos resuma o explique que esta pasando. Todo se entiende a la perfección con los gestos, las acciones, incluso las expresiones faciales (a pesar de que el numero de polígonos que forman los modelados seria irrisorio visto a día de hoy).

La temática es  muy positiva, gira en torno a la supervivencia y la amistad. Nuestro protagonista confraterniza con uno de los humanoides que habitan el extraño paraje, y llega a forjar una profunda amistad en base a las situaciones que deben superar juntos. Nos puede recordar en ciertos aspectos a la película Enemigo Mío dirigida por Wolfgang Petersen.

El apartado gráfico es excelente, visto en perspectiva, es un juego que ha envejecido muy bien, con unas 3D que no chirrían en absoluto (basta compararlo con el Alone in the Dark, como me gustaba y que mal ha envejecido). Todo gracias a un diseño artístico que aprovecha a la perfección los escasos colores disponibles. Y que deja para mi recuerdo esas tonalidades azuladas de un mundo desconocido.

Y para rematar, como apunte curioso, el juego sufrió censura por parte de Nintendo, concretamente en una escena en la que atravesamos una especie de harén o baño turco, lleno de féminas extraterrestres desnudas (de espaldas, lejos y poligonadas, no perdamos de vista). Los culos extraterrestres tuvieron que ser reducidos 3 píxeles para poder pasar el filtro del gigante japonés.